La tarde de Nochebuena de 1938,
Hoy quiero hablarte, querida pequeña, de como mi
ilusión dio paso a una gran desilusión en menos de 24 horas y lo peor de todo,
me separaron de tu madre durante varios meses. Como ya te he dicho, salimos de
Santander en un barco mercante, con Bandera danesa que nos llevó primero a
Dover y desde allí, un día más tarde a Zeebrugge. Afortunadamente desde el
puerto inglés pude mandar un telegrama a la abuela pero no estaba muy seguro
que de que el tío Jan estuvieran esperándonos. La travesía, con un
mar muy revuelto, no fue muy agradable, se nos puso mal cuerpo y el frío
era intenso pero nos daba igual, estábamos a punto de empezar
juntos una nueva vida y yo estaba impaciente por abrazar a mi hermano y a
mi madre después de tanto tiempo.Anochecía cuando arribamos al puerto, las
farolas de gas ya alumbraban el muelle, casi desierto a esa hora y como
pensaba, ni sombra de Jan pero sí de la policía federal.Éramos los únicos
pasajeros para este puerto , habían otros refugiados que iban para Dinamarca y
con nosotros bajaron solo algunos tripulantes. Seguimos confiados a la policía
y entramos en las oficinas de la aduana, debíamos pedir asilo para tu madre y
asi lo hicimos. La policía federal nos hizo esperar un rato largo en una
habitación cerrada, con un banco de metal como el de una celda. Se habían
llevado nuestra documentación, mi pasaporte de brigadista internacional y el
pasaporte republicano de tu madre a punto de caducar. Cansados, muertos
de frío y yo bastante nervioso por la cara que habían puesto los policías al
ver mi documento, trataba de disimular mi miedo como podía. Con las manos
entrelazadas mirando fijamente la puerta verde por la que el agente tendría que
volver, le contaba a tu madre lo que podía esperar
cuando llegáramos a casa de la abuela. Seguramente
nos encontraríamos con un hermosos conejo guisado, adornado con patatas,
zanahorias y guisantes, como todas las nochebuenas, para no variar y después su
especialidad como postre, el pudin de navidad con pasas y más tarde mi madre
querría acercarse a la iglesia con algunas vecinas mientras mi hermano y yo nos
quedábamos jugando a las cartas pues ninguno de los dos éramos muy
amigos de liturgia alguna. “Pero esta noche será distinta”, le dije a tu madre,
“esta noche no habrá partida de cartas, será nuestra primera noche juntos
en Brujas y quiero que sea especial”. Tu madre, mi querida Pilar, asentía con
la cabeza y sonriendo me dijo “ te amo Robert y cualquier cosa que prepare tu
madre me sabrá a gloria y todas las noches desde que llevamos juntos son
especiales y no te preocupes tanto por la tardanza del policía, saldremos de
esta”, me contestó besando mis manos tratando de animarme y alejar mi miedo que
tan mal disimulaba. Y salimos hija , gracias a mi hermano, que en vista
de que no aparecíamos fue a preguntar a
la policía. Nos llevaron entonces a otro cuarto y allí estaba
él con un comisario. Tu tío firmó un papel comprometiéndose a personarse con
nosotros, a las 4 de la tarde, ante la policía de Brujas el mismo
día de Navidad y nos dejaron salir pero sin nuestros documentos..........
A muchos metros de altura, lo único que se veía
mirando por la ventanilla eran las nubes flotando debajo del avión y un sol
radiante que contrastaba con la lluvia fina que caía en Bruselas cuando Pilar,
con maletín en mano, salió de su casa. El boeing 707 de Sabena había
despegado a su hora y la duración del vuelo sería de dos
horas y diez minutos como les había dicho el piloto, cuando las luces de los
paneles ya anunciaban que se podía fumar y desabrochar los cinturones. Las
condiciones atmosféricas eran buena, había añadido, no se esperaban cambios y
Pilar rezó en silencio para que asi fuera, sin turbulencias que la pusieran aún
más nerviosa de lo que ya estaba. Aun faltaba una hora para llegar y de momento
había podido controlar su pánico a volar. Hubiera preferido ir en tren pero no
disponía de muchos días libres y el viaje en tren duraba dos días, demasiado
pensó y al final decidió sobreponerse a su miedo y compró el billete de avión.
Ante ella la mesita abierta con el café que la azafata le había traído, sobre
sus rodillas el diario de su padre abierto por la página en la que continua, de
forma desordenada, contando su primera noche en Brujas con su madre y siente
como las lágrimas vuelven a correr por su mejilla, que seca rápidamente ,
después cierra el diario, se bebe el café y recostando su cabeza
en la ventanilla, con los ojos cerrados se pregunta cuando se le
pasará esta angustia que la embarga cada vez que lee lo que su padre ha
escrito. Esa parte, la llegada al puerto de Zeebrugge la ha leído ya
varias veces pero sus ojos siguen nublándose. El mismo día que
compró el billete habló con su abuela de ello y esta le contó como lo vivió
ella con los ojos húmedos como si hubiera sucedido ayer, tan presente lo tenía
aún en su mente. La alegría de poder abrazar a su hijo, después de tan larga
ausencia, de dar la bienvenida a su compañera, dejó paso a un temor
justificado. Ni tan siquiera tuvieron tiempo de presentarse ante la
policía pues a primeras horas de la mañana vinieron a buscarlos “A tu madre la
dejaron en libertad la misma tarde de Navidad pero a mi hijo no le volvimos a
ver hasta meses más tarde” recuerda Pilar que le dijo su abuela soltando todo
lo que había callado durante años a borbotones .”Se presentaron de
malos modos y se los llevaron sin miramiento alguno exposados como si de dos
vulgares criminales se trataran, no nos dejaron acompañarles y tu tío llamó a
un amigo suyo que tenía un hermano que era abogado. El hombre se prestó a
ayudarnos y por la tarde se presentó con tu madre pero por tu padre poco pudo
hacer. Le acusaban de haber traicionado a su patria y como traidor tenía que
ser juzgado. A tu madre le consiguió un permiso de refugiada temporal semanas
más tarde y un trabajo en un fábrica textil. Cuando en agosto del 39 dejaron a
tu padre en libertad, convertido en un apátrida e invalidándole su título de
maestro, también encontró trabajo en la misma fábrica que tu madre.
A pesar de que los turnos no coincidían pues tu padre también tenía turno de
noche, eran muy felices, fueron muy felices y solo la pena de no saber nada de
Miguel ensombrecía esa felicidad. Cuando el rey, en 1940,
el 28 de mayo , firmó la rendición de Bélgica el gobierno se exilió a Londres,
al igual que muchos civiles pero el rey se quedó para vergüenza de Bélgica, por
eso tuvo que abdicar en Balduino cuando tu ya habías nacido. En fin, tu padre seguía sin papeles
asi que tus padres prefirieron pasarse a Holanda, a Zeeland, para
colaborar con la resistencia holandesa hasta que en Anveres, dos
años más tarde, se formó la resistencia flamenca. La gente se
conformó con el gobierno militar de los alemanes y tuvieron que pasar dos años
para que el inconformismo diera lugar a los primeros grupos de resistencia .
Con el nacimiento de “ Las brigadas blancas” tu tío Jan, pasó a formar parte de
ellas y poco después tus padres cruzaron el río Escalda y se unieron
también. Nuestro sótano dio cobijo , cuando no tenían otra dirección hábil, a
pilotos de los aliados hasta que conseguían sacarlos de Bélgica
y..............................
- Señorita,
despierte y abróchese el cinturón por favor , vamos a aterrizar – le
dice a Pilar su vecino de asiento sacándola asi de sus recuerdos.
- OH!
Gracias, sí, ahora mismo lo hago.
Hace apenas unos minutos que el boeing de British
Airways ha despegado llevando a bordo a Maria y Suzanne. La coincidencia de la
llegada de uno y la salida del otro hizo que Asun tras despedirse de su
hija se dirigiese a llegadas para esperar a Pilar, mientras Héctor
prefirió subir a la terraza y esperar a ver despegar el avión de su princesa.
Cuando al final se reune con su mujer a ésta no se le pasa por alto
el semblante serio con el que llega.
- ¡Vamos!
Alegra esa cara que tu hija no se va a ninguna guerra y dentro de unas horas ya
la tendrás al teléfono.
- Ya, ya lo sé pero
no lo puedo evitar. No es un vuelo directo y el aeropuerto de Londres es muy
grande.
- Tranquilo cariño, las
dos saben leer y hablar en inglés y además Suzanne ya ha hecho el
mismo viaje varias veces. Pilar debe estar a punto de aparecer por esa puerta
asi que, relájate y sonríe.
- Lo intentaré, dame un
beso para que se me pase –dice Héctor señalando su mejilla derecha.
- De tal palo tal
astilla, igualito que Daniel cuando algo no le gusta – ríe Asunción besando a
su marido.
Pilar no tardó mucho en salir con la maleta en la mano
derecha, una caja de bombones en la izquierda, la mochila a la
espada y un bolso en bandolera cruzando su trenca. Cubría su melena rubia y
rizada con una boina haciendo juego con la bufanda y los guantes. Asunción le
hacía señas, temerosa de que no les viera entre tanta gente esperando, pero
Pilar ya les habia visto y con paso decidido se acercó a ellos. Tras los besos
y saludos, preguntas sobre el viaje se dirigieron a buscar el coche para llegar
a Madrid cuanto antes.
- Disculpame
si no soy la alegría de la huerta Pilar – dijo Héctor después de
poner la maleta en el maletero mientras la abría la puerta del coche
- hasta que María no llame mi humor dejará mucho que desear,
los míos ya están acostumbrados pero tu apenas me conoces y no quiero que
pienses que es por ti.
- No te
preocupes Héctor, tu mujer ya me lo había advertido. Mi padre era peor que tu,
cuando me fui a estudiar a Buselas, el primer mes, me hizo llamarle todas las
mañanas y todas las tardes cuando llegaba a casa en caso contrario se
presentaba a ver que me pasaba. Me costó bastante hacerle ver que me agobiaba y
que no podía estar llamándole a todas horas pero claro, entonces no sabía nada
de lo que sé ahora.
- Héctor
puede ser muy protector pero María sabe como llevarlo y en el fondo le gusta
que su padre esté tan pendiente de ella . Tu caso es distinto Pilar – comenta
Asun- comprendo que cuando eras pequeña te vigilara constantemente y que no te
contaran nada pero, como le he dicho a Héctor hablando de ello, lo que no
comprendo es por qué no te contó nada cuando ya eras mayor.
- Mi
abuela y mi tío se lo dijeron varias veces a mi padre y creo que lo intentó.
Muchas veces se me quedaba mirando, abría la boca pero era como si no pudiera
articular palabra y cuando le preguntaba si se encontraba bien siempre tenía
una excusa a mano. Una semana antes de su muerte pasamos un fin de semana en
Holanda, en Middelburg y creo que ese día era cuando me lo quería contar, como
si presintiera algo, pero al final cambió de tema de nuevo.
- ¿ Por
qué lo crees? – pregunta Héctor parado ante un semáfaro de la Avenida de
América.
- Me
comentó que cuando Rotterdam quedó arrasada por las bombas alemanas
el 14 de mayo, el gobierno holandés capituló pero la provincia de Zeeland,
Zelandia para vosotros, resistió. Esta provincia es la que está a la otra
orilla del estuario del Río Escalda y justo enfrente está Flandes . Como fuere
los alemanes tenían orden de aplastar esa provincia y las ciudades
belgas del otro lado del río. El 17 de mayo, la ciudad de Middelburg ardió por
todos sus puntos, no quedó nada en pie y como la población había huido el día
anterior ni gente para apagar las llamas y que él lo pudo comprobar en persona
días más tardes cuando llegó para unirse a la resistencia. Cuando se dio cuenta
que había nombrado la palabra resistencia cambió de conversación de nuevo. De
vuelta a casa lo intentó otra vez y entonces me confesó que había colaborado un
tiempo con ella pero que pronto regresó a Bélgica porque su familia y mi madre
le necesitaba.
- Volvió
a cambiar las cosas ¿ no?
- Sí
Asún, por algún motivo que desconocemos no era capaz de contarme lo que
escribía, lo que mi abuela había vivido al igual que mi tío y mi madre. Era
como si se pensara que me iba a avergonzar por tener un padre que había sido
juzgado como traidor . Nada más lejos de la realidad como le digo todas las
noches con su retrato en mis manos. Pensaréis que estoy loca por hablarle a una
foto pero espero que me oiga, que sepa lo orgullosa que estoy de él y de mi
madre.
- Loca
no Pilar, mi sobrina Irenita también lo hace, ya tendrás tiempo de
conocerla, vas a compartir habitación con ella. Y volviendo a tu padre, ¿ no le
rehabilitaron después de la guerra y recobró la nacionalidad ?
- No
inmediatamente, tardó muchos años según me ha contado mi abuela. El gobierno
republicano les había concedido la nacionalidad española de ahi que
se negaran a devolverles la belga. Al final él y otros con el mismo problema
consiguieron ganar el proceso. Su título de maestro si lo pudo recuperar al
terminar la guerra. Mi madre solicitó la nacionalidad belga cuando se quedó
embarazada de mi y unos meses antes de que naciera se la dieron. Por cierto, mi
abuela tenía una foto que he podido traerme de mi madre cuando era joven con
Miguel en brazos. Por detrás de la foto escribió Miguel, tres meses y el resto
casi no se puede leer, está ya muy borrado pero parece que la última palabra es
Pinar o algo así.
- Cuando
subamos a casa quiero ver esa foto Pilar- comenta Héctor aparcando el coche- . Hemos
podido saber que el padre de Miguel era de Hoyos de Pinares asi que quizá la
foto se hizo allí y justamente pensamos ir mañana allí, ahora te lo cuento con
más detalle.
Aquella noche Pilar e Irene tardaron bastante en
dormirse. Se habían caído muy bien y estuvieron hablando hasta altas horas de
la noche . Los padres de Asun acogieron a Pilar con los brazos abiertos y esta
les hizo entrega de la caja de bombones belgas que había comprado en el
aeropuerto. Felisa y su abuela, pensó Pilar, están cortadas por el mismo
patrón, siempre pendiente de los suyos y no se les escapa una mientras que
Trino le recordaba a su tío Jan por el caracter tan amical que tenía . A la
hora de la cena conoció a Daniel y con él estuvo hablando del baloncesto, gusto
que tenían en común y que practicaban ambos. Daniel quería saber si había
ganado campeonatos y copas y no paraba de hacer preguntas. Héctor tuvo que
pedirle calma a su campeón y contó que Maria había encontrado muy
bien a Tim, con el brazo en cabritilla y vendado pero muy animado , después,
con la mesa ya recogida hablaron de los planes para el día siguiente. Daniel no
tenía interés en ir al campo, como el decía, con el frío que hacía pero Irene
quería acompañar a Pilar y a su tía le pareció bien. Más tarde, cuando Daniel
duerme , Héctor y Asun examinan con la lupa la foto de la madre de Pilar con
Miguel. Está tomada delante de una casa grande de piedra con balcones que dan a
una plaza, al fondo de la misma hay una casa con un letrero y ambos piensan que
probablemente era un bar o unos ultramarinos. La foto fue tomada en marzo por
aquello de tres meses y que Pilar se parece muchísimo a su madre es obvio. Las
dos tienen el pelo muy rizado pero el de Pilar es rubio. En la foto Miguel
lleva un gorro que le tapa toda la cabeza pero quizá haya heredado el pelo
rizado de su madre y pueda ser una pista.
- A lo
mejor mañana tenemos suerte . Yo me voy ya a la cama ¿ vas a tardar? –pregunta
Asunción a su marido
- No,
no tardo voy a ahora mismo, voy a por nuestras cartas
- ¿
Nuestras cartas? Que yo sepa solo te he escrito una, la noche en la que me
encontré con Jaime en Colonia por casualidad y pensé que ya la habías roto.
- Eso
nunca mi amor, la guardo como oro en paño y la otra carta o no carta es la
redacción de María que no entregó por ser tan íntima y que me regaló por el día
del padre.
- Es
verdad, no me acordaba de ella ¿ tienes que leerlas ahora de nuevo?
- Sí,
me temo que tanto diario y conversaciones sobre Robert y Pilar, Robert y
Rosario me han puesto sentimental.
Mayo de 1973
¿ Es necesario que haya un día del padre para dar las
gracias y hablar del padre de uno?
Yo creo que no, yo al menos no necesito que exista un
día especial para hablar de mi padre y de lo que significa para mi. Hablo mucho
con él, no tenemos secretos, le puedo contar todo lo que pienso y él me
escucha sin juzgarme, solo me aconseja y confía en mi por encima de todo y esta
confianza incondicional que tiene depositada en mi es mi bastión, mi roca
y guía para seguir siempre adelante por mucho que se tuerzan las cosas. Hasta
ahora he tenido suerte, mis padres viven, puedo celebrar con ellos estos días
especiales y soy muy feliz por todo lo que ellos me dan. Mi padre no tuvo esa
suerte, creció sin madre y su padre proyectaba su mal caracter en mi padre. Me
ha hablado de su paso por la policía, de las cosas que hizo , de las buenas y
de otras de las que no está tan orgulloso o nada orgulloso, pero yo estoy muy
orgullosa de él por eso mismo, porque es consciente de sus faltas, de sus
caídas y vueltas a levantarse y para eso hay que tener mucho valor y
mi padre lo tiene, lo tuvo como comisario y lo tiene como detective. Mi
padre es el mejor padre del mundo, el marido más maravilloso como dice mi
madre, el yerno que se ha ganado a su suegra día a día, el tío preferido de mi
prima Irene, el mejor amigo de sus amigos, mi padre lo es todo y yo no necesito
un día especial para decirle te Quiero Papa.
María
Lee Héctor en voz alta metido ya en la cama con Asun
recostada en él y la voz se le quiebra al llegar al final y le pide a su esposa
que sea ella la que le lea carta que le escribiera estando en Colonia y
comienza a leer, también ella con un nudo en la garganta.
Colonia, septiembre del 69
Hola mi vida, ya sé que no es manera de comenzar una
carta pero es que no puedo encabezarla de otro modo pues acabamos de hablar por
teléfono y a los dos nos ha costado colgar . Mañana te volveré a ver y esta
carta llegará días más tarde pero te he notado un poco molesto por mi encuentro
con Jaime y por eso estas letras. Me he alegrado de verle después de tanto años
y la verdad es casi no le he dejado hablar, tras saber que las cosas le iban
bien, que vivía en Francia y que estaba allí para un congreso de su partido, he
cogido carrerilla y solo era Héctor por aqui, Héctor por allá . Me siento tan
orgullosa de nuestra familia que no he dejado de hablar de nosotros, de
nuestros hijos y de la gran suerte que he tenido, que tengo y que sé que voy a
seguir teniendo de que tu seas mi marido querido, amado Héctor.Solo son dos
días sin estar a tu lado pero se me han hecho eternos y eso que el
congreso ha sido interesante pero no, yo ya no vuelvo a ningún otro que se
celebre en el extranjero si tu no me acompañas. Te amo Héctor y estoy deseando
ya llegar a Madrid para perderme en tu cuerpo y sentir tus besos. Buenas noches
mi amor.
Asunción.
- ¿ Qué
he hecho yo para merecer todo este inmenso cariño que me tenéis? – pregunta
Héctor muy emocionado
- Ser
tú y por favor no cambies nunca. Te quiero mi amor, te queremos.
- Gracias
mi vida y quiera Dios que nuestra felicidad dure muchos años.
- Lo
querrá – contesta Asun apagando la luz de la mesilla, acurrucándose junto a su
marido como cada noche – Buenas noches mi amor.
- Buenas
noches mi vida.